El valor de conocernos profundamente.
- Andrea Menichetti
- 28 ago 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 3 sept 2022
Podría escribir una tesis que intentara abarcar todo lo analizado, probado, escrito y demostrado sobre la importancia y los beneficios de transitar procesos de autoconocimiento a través de terapia psicológica o cualquier otra disciplina. Las opciones son muy numerosas. Pero, personalmente, encuentro que una historia transmite, como un extracto aromático, un condensado de información que con poco dice mucho.

Te comparto entonces este relato de un suceso de mi vida, del que aprendí mucho de mi misma, y que quizás te pueda ayudar también.
Mientras estaba transitando el Master en PNL, una mañana tuve la desagradable experiencia de que un hombre tratara de entrar a mi casa (supongo que a robar). Solo logró ingresar a un patio interno y al verse descubierto, huyó inmediatamente. Todo fue muy rápido y sin consecuencias mayores en lo material, pero el impacto emocional en mí fue muy grande. Me desestabilizó, como si el suelo bajo mis pies estuviera resquebrajado y en movimiento, y yo solo podía atinar a sostenerme de la mesa parada en un pedacito de baldosa.
Luego de llamar a la policía, aunque ya todo había pasado, y a un amigo, que me ayudó reforzando una puerta, me vi sola y me sentí desprotegida. Como despojada de una parte muy importante de mi misma: mi seguridad personal. Me urgía el impulso humano de tomar contacto con la tribu para sentirme acompañada en mi angustia. Entonces empecé a pensar a quién llamo primero, hermanos o amigas? Iba imaginándome la reacción que tendrían y lo que cada uno de ellos dirían ante mi relato. De algunos sabía que inmediatamente querrían protegerme y entonces ofrecerían venir a casa a acompañarme de noche, o invitarme a su casa al menos unos días, además de los inevitables comentarios sobre la inseguridad general en el país y los consejos para asegurar aún más mi casa. Todas respuestas y ofertas bien intencionadas.
Pero en vez de hacer eso, y en el proceso de imaginar esas posibles ofertas, comencé a aclararme internamente en cuanto a lo que realmente estaba necesitando y cuál sería la mejor manera de obtenerlo. Comprendí que no necesitaba protección, sino restauración del sentimiento de seguridad en mí. Yo iba a seguir viviendo sola y hacerlo con miedo era insostenible para mí en el tiempo.
Entonces decidí que lo mejor sería compartirlo con mis compañeros del Master en PNL, ya que ese mismo día tendríamos un encuentro de práctica.
Fue la decisión más acertada que podría haber tomado. El grupo me brindó su escucha respetuosa y un acompañamiento tan genuino y con tanta presencia.
Cada uno de mis sentires fueron validados y pude abrirme en total confianza para exponer mi vulnerabilidad en un espacio amoroso y empático. El énfasis siempre estuvo en “cómo había vivido yo el hecho”, mi percepción de lo ocurrido, y no en minimizar mis sentires, ya que lo sucedido no había sido tan grave. Luego pusimos en práctica algunos ejercicios que estábamos aprendiendo, pasándolos por el cuerpo, y gradualmente fui recobrando la tranquilidad y confianza en mí misma.
Esta tribu me contuvo, validó, acompañó y asistió en la búsqueda interna y reconexión con mi “yo segura”. La tribu me recordó quién soy.
Todo sucedió en un par de semanas, y yo me encontré siguiendo con mi vida sin hacer grandes cambios y habiendo aprendido una nueva “receta personal” para utilizar en momentos similares de alto estrés. La comparto aquí solo como ejemplo, y quizás inspiración, sabiendo que somos tan únicos que lo mejor es crear recetas personalizadas.
Aun así, aquí va:
Receta para cuando ocurre algo inesperado y desagradable.
Dejar que aflore todo lo que estás sintiendo. No te resistas.
Nombrar las emociones que aparecen. Ej: miedo, impotencia, etc.
Tomar contacto con la realidad y hacer un chequeo. Ej: estoy íntegra, no llegó a robar nada, no pudo ingresar a la casa.
Preguntarme... ¿Qué necesito ahora? Ej: respaldo en vez de protección.
Organizarme para conseguir lo que estoy necesitando. Ej: decidir compartir con compañeros de PNL primero y luego con familia y amigas.
Repetir los pasos 4 y 5 hasta que no encuentre más respuestas.
Pasar a la acción, ejecutando las respuestas obtenidas en el paso 5.
Entregarme al proceso de reconstrucción con confianza y sin apuros.
Tomar nota de los “pequeños logros”. Ej: ya no me sobresalta cualquier ruido de noche.
Celebrar cada “pequeño logro” (y lo grandes también !)
Toda la experiencia, aunque intensa y un tanto traumática, fue maravillosamente educativa.
Hoy sé que el episodio ha sido superado, ya que puedo contarlo y revivirlo con detalles, sin que eso despierte o dispare alguna de las emociones entonces vividas.
Al contrario, ha quedado grabado en mí como un gran aprendizaje y un ejemplo claro del valor de registrar las emociones y nombrarlas, y de conectar con lo que realmente y profundamente estoy necesitando en el momento.
Y además, que puedo enriquecer, mejorar, reprogramar en mí cualquier creencia o vivencia que no esté aportando nada positivo a mi vida.
¿Te ha pasado algo similar? ¿Cómo lo superaste?
Gracias por acompañarme en este viaje de ida.
Comments